Conversaciones marcianas

Solo los marcianos pueden comprender bien los fenómenos y dinámicas que se dan en nuestro planeta. Y no todos, solo los que no tienen familiares ni intereses en la Tierra.

Los terráqueos, de forma consciente o inconsciente, interpretamos todo desde una perspectiva implicada y protectora de nuestros intereses, nuestras costumbres, nuestros apegos, nuestras creencias. El irrenunciable mandato de nuestro instinto de supervivencia nos hace filtrar todo para defender o criticar las cosas sin permitirnos actuar como meros observadores, sin juzgar, para comprender las dinámicas que se dan en la sociedad. Nuestra interesada implicación hace que los más beneficiados por el “sistema” defiendan desde un “vivido convencimiento” determinadas interpretaciones y posiciones ante las cosas, las políticas o los movimientos sociales. Por el contrario, los menos favorecidos, los más antisistema, luchan también, desde su propia y “convencida vivencia” de su legitimidad, defendiendo y argumentando planteamientos radicalmente diferentes. Ninguna de las partes es capaz de comprender a la otra cayendo en un destructivo reproche y llegándose a la indignación de unos y otros. Parece que nadie puede comprender que si estuviera en el otro lado pensaría y argumentaría como los del otro lado.

Cuando eso se observa desde Marte, las dinámicas de relación se comprenden muy bien. La razón es la razón y la emoción es la emoción. Los hechos son hechos y las opiniones son opiniones.  No hay intereses en juego y por tanto no hay implicación personal del marciano de ninguna forma en las situaciones que esta observando. No hay autoengaños ni retorcimiento de argumentos para encajar lo que interesa en una legitimidad argumental. Esa mirada de los marcianos es más limpia e inteligente cuando de lo que se trata es de entender los fenómenos y dinámicas de confrontación que se dan en la tierra.  

Por ello si queremos comprender nuestra sociedad la mejor receta inicial es hacernos marcianos y mirar la Tierra desde Marte.  Evitaremos así confundir y entremezclar hechos con opiniones, sentimientos, pensamientos etc… Y quizá después, cuando tengamos bien entendidos los fenómenos que se dan aquí en la tierra, podremos volver a defender “con cabeza” nuestros intereses o nuestra posición, sin negar lo que son realidades humanas y hablando más abiertamente de “intereses”. Defender intereses es humano y es sano. Las insanas fricciones surgen cuando los defendemos sumidos en el autoengaño y retorciendo argumentos supuestamente apoyados en valores y principios que solo respetamos en apariencia o en las formas.

Por ello, para resolver las tensiones, la agitación y la confrontación en las que nos vemos sumidos, viajemos más a Marte. Comprenderemos así las cosas con ojos, cabeza y corazón libres de las distorsiones propias de toda implicación. Y cuando entendamos así las cosas, como son (en lugar de como nos gustaría que fueran), podremos gestionar con más acierto y efectividad la conciliación de nuestros intereses con los de los demás.

¡¡Hablemos más en marciano porque, desde Marte las cosas se ven más claras!!

Alfredo Sanfeliz

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